05 abril 2006
Ya lo dijo García Marquez...
"Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar."
"La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener."
"Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo."
"No pases el tiempo con alguien que no esté dispuesto a pasarlo contigo."
"El amor se hace más grande y noble en la calamidad."
"Nunca releo mis libros, porque me da miedo."
"El sexo es el consuelo que le queda a uno cuando ya no le alcanza el amor."
"Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre."
"Hay que ser infiel, pero nunca desleal."
"Me desconcierta tanto pensar que Dios existe, como que no existe."
"No llores porque ya se terminó... sonríe, porque sucedió."
"El amor es tan importante como la comida. Pero no alimenta
"Sólo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser."
"Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez."
"La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada."
"La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir."
"Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no."
"No tenemos otro mundo al que podernos mudar."
Entrevista a: Manuel Hernández de León.
R: ¿Que puesto ocupa actualmente?
M: Soy jefe del departamento de reportajes de la Agencia EFE.
R: ¿Cuando y cómo nace su interés por el periodismo?
M: Pues en mi época las circunstancias eran muy distintas a las vuestras. ¡Que duda cabe! Yo tuve que dejar el colegio y ponerme a trabajar. Entré en la agencia EFE por medio de un primo de mi padre, ya fallecido lamentablemente. Entré en el laboratorio fotográfico cuando tenía trece años y creo que, tras pasar 48 horas en ese mundillo, me di cuenta de que lo mío era “la calle”. Yo quería hacer periodismo gráfico de calle. No quería estar en el laboratorio. Me costó doce años de lucha, y tras pasar en ese tiempo por varios departamentos, pude hacer lo que realmente me gustaba que, insisto, era trabajar en la calle.
Yo me licencié compaginando mi trabajo con mis estudios en la facultad de periodismo. Lo tuve muy claro desde el primer momento. Empezé de forma humilde; no me importaba no ser un redactor o un jefe de departamento. Siempre estaba pendiente de las informaciones que surgían. Si un fotógrafo no podía ir a algún sitio a hacer fotos, iba yo. Me daba igual la hora; por la mañana, por la tarde o por la noche.
En esa época las fotografías no las firmaba el autor, tal y cómo ocurre ahora, llevaban la firma de medio, pero a mi no me importaba que otros firmaran las informaciones que yo elaboraba. Me daba igual. Lo único que yo quería era trabajar, aprender y hacer lo que me gustaba.
R: ¿Qué hace usted en un día normal de trabajo?
M: suelo llegar a la oficina temprano, sobre las 8 de la mañana. Leo los teletipos sobre las noticias que hayan podido darse durante la noche y, desde ese momento, programo el día de trabajo y movilizo a mis compañeros según las previsiones o los temas que tengamos pendientes.
R: ¿Qué le interesó antes en el periodismo, la fotografía o el texto?
M: Todo es un compendio. Está claro que hay que entender le periodismo como una combinación de ambas disciplinas y de otras. Pero a mi la fotografía me buscaba. Todas las ramas de periodismo son muy intensas. Es una vida fantástica y preciosa. Yo no me arrepiento de nada de lo que he hecho, por que he hecho auténticas “burradas”, tengo que decirlo. He sacrificado un sin fin de cosas de mi vida personal, familiar y también de salud (de hecho, es ahora cuando me está pasando factura por que he tenido que someterme a una intervención muy lamentable).
Sin embargo, una cosa sí te digo: el periodista ha de ser completo y eso sí me gustaría que lo tuvieseis muy en cuenta. Está muy bien que prefieras hacer periodismo literario, cultural, de tribunal, gráfico, o el que sea. Pero, ¡no! Antes de poder elegir, debes trabajar en lo que surja, en lo que se te mande por que, al fin y al cabo, todo es periodismo. Si quieres llegar a algo en el año 2006, hay que estar todo el día preparado para la información. El buen periodista gráfico debe llevar la cámara a todas partes por que no sabes cuando te puedes tropezar con una información o un personaje importante. Y además de ir preparado, cuando se de el caso, hacer la foto; siempre hacer la foto y luego preguntar, pero primero, la foto.
R: ¿Alguna vez se ha arrepentido de no llevar la cámara encima?
M: La verdad es que la cámara es mi escapulario. El día que salgo de casa y no la llevo, no soy yo. Sin embargo, alguna vez no la he llevado y sí me he arrepentido. De todos modos, cuando no creo conveniente salir con un equipo fotográfico, tengo algunas cámaras digitales pequeñas que ofrecen una calidad estupenda y que, en ciertos momentos, me pueden sacar de un apuro. Simplemente con un paisaje me puedo quedar enamorado. Te parecerá una tontería pero es así: un paisaje, una flor, un detalle en un animalito o el gesto de un niño. Cualquier cosa es capaz de inspirarme. Además, con las nuevas tecnologías y los programas como “Photoshop”, puedes ampliar, reducir o retocar la foto a tu antojo. A mi me encanta lo que hago y cuando estoy en casa sin nada que hacer, puedo pasarme horas en el ordenador con mis fotografías. Me gusta mucho una tertulia, tener amigos y una vida social, pero antepongo mi trabajo a todo y la verdad es que cada día me gusta más.
De hecho, he tenido hace poco la oportunidad de dejarlo y no he querido. Cuando me ofrecieron el cargo de redactor jefe acepté con una única condición: continuar en la calle.
La licenciatura es muy importante. Es primordial. Sin embargo, la práctica es la que te va a dar el reconocimiento de los demás. Un fotógrafo puede tener los mejores estudios del mundo pero lo que realmente va a interesar a los demás es “una foto”.
R: ¿Cuál fue su primera fotografía profesional?
M: Un accidente de coche. Fue un taxi de Madrid. Ocurrió por la noche. Yo tenía 14 años y recuerdo que mi padre no me dejó salir a sacar la foto y, tras pasarme toda la noche sentado en la cama mirando al reloj, a las 7 de la mañana, con el primer rayo de sol, me escapé de casa desesperado y me fui a sacar la foto. El coche seguía allí, chamuscado, pero saqué mi foto. Lo curioso del caso es que al día siguiente me la publicaron, así que puedes hacerte una idea de cómo me sentí . Eso para mi fue lo máximo.
R: ¿Cuál fue su primera portada?
M: Sinceramente, no lo recuerdo.
R: ¿Qué foto recuerda con más cariño?
M: Tengo muchas. Puede que no quede muy bien en mi decirlo, pero es así. Hay muchas fotos que recuerdo con cariño. Este año se cumple el 25 aniversario del 23-F y claro, tengo recuerdos especiales. También me gustan mucho las fotos de las bodas reales o la foto que saqué al rey sancionando la constitución en el año 78. Hicieron incluso un tríptico.
En mi vida profesional hay un abanico de fotos que, no está bien que yo lo diga, pero son espectaculares.
Empezé haciendo sobre cualquier cosa: sucesos o deporte, de todo. Luego empecé a hacer “casa real” y ha sido donde más he trabajado, pero en principio sacaba fotografias de todo tipo.
R: ¿Cuántas fotos ha tenido que apartar en un cajón por que no le permitieran publicarlas?
M: Ninguna. Lo puedo decir muy claro. Tampoco he sacado fotos de la familia real de cualquier manera. Me he limitado a ser un profesional. Yo tengo un buen “feeling” con el rey. Sin embargo, hay fotos, por supuesto, que no le han gustado, pero nunca se me ha censurado una foto.
Sobre todo creo que hay que tener mucho cuidado con la facilidad de manipulación que ofrecen las nuevas tecnologías.
R: ¿Que fotografía de otro profesional le hubiese gustado que fuera suya?
M: Muchas. Sin duda, en esta profesión hay gente fantástica y he visto trabajos de muchos de mis compañeros que me han dejado alucinado. Sin ir mas lejos, hace poco estuve en Nueva York con los reyes y conocí a Eddie Adams (director gráfico del diario The New York Times fallecido el 31 de Marzo de 2006 a causa de la enfermedad conocida como ALS o mal de Lou Gehrig). Lo curioso es que me trataba como si ya me conociera. Fue una gran experiencia.
Yo tengo una gran relación con mis compañeros. El día que a uno de mis compañeros le surja un problema que yo pueda solucionar, ahí estaré. He prestado cámaras, material, he estado a disposición de mis compañeros y ellos a la mía. Pero no olvido que yo lo que pretendo siempre es sacar una foto de agencia diferente y mejor a las demás. Es decir, competencia. Eso lo tengo muy claro. En la calle hay que intentar ser el mejor siempre.
R: ¿Recuerda como era su primera cámara?
M: Claro que sí. Tenía un visor como una lenteja y con ella, incluso me iba a los campos de fútbol, en una época en la que los fotógrafos se ponían en el palo de la portería para sacar una buena foto. Imagínatelo.
R: ¿Cree que con las cámaras digitales se está perdiendo el encanto?
M: Yo creo que no. Hay que tener en cuenta la diferencia abismal que hay entre los tiempos de antes y los de ahora. Cuando viajaba con el rey, me llevaba todo mi equipo a la habitación del hotel y me montaba “la verbena de la paloma”. Ponía mis cubetas en el baño, la ampliadora en la taza, mi maletín con todo el material y cuando quería transmitir una fotografía a la agencia EFE, sacaba el transmisor de la maleta, metía la foto y si era de calidad, tardaba quince minutos en transmitir.
Yo me iba por la mañana con el rey, a eso de las 9, y me convertía en su sombra. Primero, llevar la corona de flores al jefe de estado de turno (Hassan II de Marruecos), luego mas reuniones con más jefes de estado y después el almuerzo. Por la tarde, la reina se llevaba a los niños al parque y quería un par de fotitos y por la noche, como siempre, acabábamos el día con una cena de gala. Llegaba a dormir totalmente muerto. Por eso digo que las ventajas que tenéis con las nuevas tecnologías os van a ayudar una barbaridad, aunque sin olvidar que detrás de todo gran aparato tecnológico, debe estar el ojo de un buen periodista.
Por mucho que a ti te den un Rolls Roice, si no eres un gran conductor, el coche se te quedará corto.
R: ¿Además de la fotografía, tiene usted algún otro hobby?
M: No. Yo soy muy torpe. Cuando acabo con las fotos no hago casitas, no hago barcos, no pinto. Nada. Es una pena, ya lo sé, pero es que sin una cámara de fotos, insisto, soy un torpe. Yo hago fotos y cuando termino con las fotos, hago más fotos.
R: ¿Quién saca las fotos en las vacaciones y reuniones familiares?
M: Ahí procuro desconectar, entre paréntesis. Yo siempre llevo una cámara encima por lo que pudiera pasar. Pero claro, ¿me hablas de vacaciones familiares, no? Porque yo de esas no tengo. Me voy a Mallorca con el rey el 15 de julio y vuelvo el 29 de agosto. Cuando llego me tomo 15 días y coincide que está lloviendo, asi que de vacaciones, nada. Pero bueno, a lo que vamos, yo estoy con mi familia o amigos en una reunión, de vacaciones o donde sea y me dice alguien: “Manolo, hazme una foto” y directamente le digo: “Que te la haga tu padre”.
R: ¿De no haber sido fotógrafo, que hubiese sido?
M: No lo sé, pero no quiero ni pensarlo. Creo que en cien vidas hubiese sido fotógrafo cien veces. Me aterroriza pensar en otra profesión que no sea esta.
R: ¿En que ocasión te ha costado más disparar tu cámara?
M: Hay muchas ocasiones. Podría darte mil ejemplos y, cada uno con su dificultad. Yo siempre digo lo mismo: “lamentablemente, las desgracias de los demás son los triunfos míos”. Te pongo el caso de una vez que tuve que cubrir un accidente de un autobús de niños que se había caído a un río. Es muy duro poner el ojo en un objetivo “80-200”, metido a tope, y ver como una grúa tira del autobús y te muestra los cuerpos sin vida de los niños, alumbrados por los focos y con las manos contra el cristal de la ventana del autobús, los ojos desorbitados. En fin, la expresión de la muerte. Es muy duro, pero en ese momento, yo soy un profesional y debo ponerme una coraza. Cuando llegué a casa me pasé dos horas llorando, pero cuando estoy ahí, tengo que hacer las fotos. ¿Situaciones peligrosas o de riesgo? Muchas, pero no pienso en ello. Yo tengo que hacer las fotos y nunca pensar que lo malo me puede a pasar a mí. Si un día me pegan un tiro, pues mala suerte, como ya le ha ocurrido lamentablemente a muchos compañeros, pero no pienso en ello.
R: ¿En que viaje profesional ha disfrutado más?
M: No podría decirte uno solo. Pon el dedo en cualquier punto del globo terráqueo, que ahí he estado yo. Llevo 29 años viajando con los reyes a todos lados, así que tú me dirás.
R: ¿No podría destacar un lugar?
M: Bueno, si me pides que destaque algunos lugares, diré Tailandia y Nepal. Preciosos. Agoté los carretes. ¡Era tan bonito todo lo que vimos! Los Sherpas de Nepal me dejaron encantado. En Tailandia vimos elefantes, templos, paisajes divinos. Era impresionante. En Nepal vimos a la “Diosa niña” asomada a la ventana y viendo pasar la comitiva. En ese momento yo la veo, preparo la cámara para disparar y, de golpe, se cierra la puerta. La “Diosa Niña” es como una virgen allí. No se la puede fotografiar.
R: ¿Se ha metido en algún lío por culpa de una foto?
M: En muchos. Me han echado de los sitios, me han empujado, me han insultado e, incluso, me han detenido. De todo. He tenido que entrar en un sitio con la cámara escondida un millón de veces, pero esto es así.
R: ¿Qué pasó el día que le detuvieron?
M: Para empezar, yo tenía un mal día. Estaba sacando fotos a un hombre en la calle y me dijo que no lo hiciera. Yo le dije que estaba en la calle y sacaba las fotos que me diera la gana. La cosa se calentó, yo solté y le dije: “bueno, solucionemos esto como hombres”, solté la cámara y nos liamos a mamporros. Son cosas que pasan. También he estado en valencia, en un “Valencia – Real Madrid” y la gente llamarme de todo: “Cabrón, hijo de puta, valenciano cabrón, etc.”Y yo, de Madrid y trabajando para los periódicos de allí. Así que no te queda otra que “hacerte el loco”.
Eso sí, a los sitios hay que llegar siempre sacando fotos. Primero la foto y luego las preguntas. Como vayas preguntando primero, estás perdido. Hay que llegar disparando y marcharse disparando. Es una situación muy típica, me dice un guardia: “Usted, ¡vallase! (y yo, sacando fotos). Entonces le digo: ¿No se pueden sacar fotos? (y yo, sacando fotos) y me dice: ¡Que se marche! (y yo, disparando) y finalmente le digo, usted perdone, ya me marcho (y yo, aún sacando fotos). Me han echado del sitio, pero me llevo ya 15 o 20 fotos. Así es como hay que ir a todas partes. Lo primero es la foto.
R: ¿Entiende que los medios paguen hoy tanto dinero por una foto?
M: Está claro que me hablas de la prensa del corazón. Yo siempre digo lo mismo. Los fotógrafos de corazón hacen ese trabajo por que hay un mercado: los editores, las revistas españolas, etc. Si los paparazzi cobran ese dinero por una foto es por que hay alguien dispuesto a pagarlo, y si hay un medio dispuesto a pagar ese dinero es por que hay una demanda. Recuerdo hace años, que la imagen de Isabel Sartorius, cuando salía con Felipe, llegó a pagarse a 6 millones de pesetas, lo que cobro yo en dos años de trabajo. Lo entiendo perfectamente, pero no son los fotógrafos los culpables, sino los editores.
R: ¿Siempre vale más una imagen que mil palabras?
M: Para mi, rotundamente, sí. Por eso en los periódicos hay reuniones diarias destinadas a elegir la foto de portada. Tu abres un periódico y podrás leer tu sección favorita, los artículos y todo lo que quieras, pero lo primero en lo que te fijas es en la foto.
R: ¿Cuál es hoy la foto mas buscada?
M: Ahora mismo, no lo sé. Antes era la novia del principe, pero ahora, no tengo ni idea. Quizás sean las fotos de las manifestaciones, en las que recibes “ostias” tanto de los manifestantes como de los guardias. Pero claro, te colocas con la cámara justo detrás del guardia y coges en la imagen al guardia con el palo y al manifestante con la piedra. Sacas una foto estupenda, pero con todo lo que conlleva.
R: Esta pregunta se me hace un poco absurda a estas alturas. ¿Qué objetos te llevarías a una isla desierta?
M: Pues una botella de agua, joder. No querrás que me muera de sed con una cámara colgada del cuello.
R: Su foto más famosa fue la de Tejero en el 23-F. ¿Fue su mejor foto?
M: No. Creo que he sacado foto más logradas y espectaculares. Esa foto la saqué en unas condiciones más bien forzadas. No fue una fotografía preparada para que saliera bien, ni mucho menos.
R: ¿Qué otros acontecimientos importantes ha cubierto?
M: Pues Llevo cuatro legislaturas en el congreso de los diputados y tengo la suerte de haber vivido algo tan interesante como fue la transición. Hemos pasado de la dictadura de Franco a una democracia. Las primeras fotos del congreso de los diputados fueron impresionantes; en un lado, la pasionaria y al otro lado, las piñaras (la ultra derecha). Eso es muy interesante. Aquí tengo una foto del día siguiente al golpe, el 24-F (la muestra). Ya puedes ver la cara de preocupación de Suárez, que ese día tenía la moral algo tocada. Es un buen amigo mío.
Fue el héroe de ese día, pero al día siguiente se pudo ver como eso le afectó. Además, no hay más que ver como está el pobre “Adolfito” hoy. No está muerto, pero como si lo estuviera. Es un vegetal. El otro día estuve hablando con su hijo, Adolfo Suárez Illana, y me dijo: “Manolo, mi padre está muy mal”. Es una pena por que le tengo un enorme aprecio.
R: ¿Qué opinión le merecen las juventudes de la extrema derecha?
M: Pues creo que tienen una enfermedad que se cura con el tiempo. Cuando somos jóvenes, nos mueve la revolución. Todo es un proceso de evolución. Las ideas cambian y los radicalismos se acaban disipando con la edad. Es lo que yo creo.
R: El 23-F, ¿Hubiese preferido ser un “Freelance” y no un fotógrafo de agencia?
M: Esa es una buena pregunta. Es una muy buena pregunta. Pero creo que no. Yo le debo mucho a EFE y el hecho de que mi agencia tuviera hace 25 años el éxito más grande de su historia, gracias a mi trabajo, me reconforta.
Sin embargo, hay un asunto que me parece realmente duro; el Copyright. A mi me parece perfecto que el medio disponga de los derechos de comercialización de la foto. Hace pocas semanas tuvo lugar una exposición en el principado de Asturias, precisamente, con motivo del 25 aniversario de 23-F y la agencia EFE, solo por permitir que yo expusiera las fotos, cobró 4 millones de pesetas, de los cuales yo no he visto un solo céntimo. No lo entiendo muy bien puesto que es mi obra. Las fotos son mías. Y eso es así; las fotos del 23-F se siguen vendiendo, se siguen editando libros con esas fotos sin que su autor vea una sola peseta. No me parece nada justo. Algún día, espero que uno de vosotros levante la voz y se pronuncie sobre este tema por que me parece un abuso hacia el trabajo de los profesionales que, además, se está dando en todos los campos.
Sin embargo, cuando estuve en EEUU hablando con el director gráfico del New York Times me dijo: “Manolo, no se como funciona esto en tu país, pero aquí, solo con los honorarios de estas fotografías, te harías de oro”.
Te pongo un ejemplo: Mañana, que ni dios lo quiera, se muere Ayala. Lo que harán todos los medios es coger cualquier fotografía suya, recortarla, publicarla y asunto acabado.
Me parece un abuso y una canallada que los autores no veamos un duro. Es un asunto que nunca del que nunca me he preocupado. Simplemente he asumido que es así, pero espero que el día de mañana alguno de vosotros haga algo al respecto, más que nada, por que seréis los primeros perjudicados.
R: Cuando entra tejero y dice: “Vamos a esperar a que llegue la autoridad militar competente”. ¿A quien esperaba ver llegar?
M: Ni idea. Yo no tenía la más mínima idea de quien podría ser. Lo único que tenía claro es que el Rey Juan Carlos no sería. Me parecía un poco absurdo que se metiera en una transición democrática para terminar dándose un Autogolpe de estado, como hizo el loco de Chávez.
R: ¿Queda mucho por destapar sobre lo que ocurrió ese día?
M: Muchísimo. Es más, seréis vosotros quienes escribiréis sobre ello. Quedan muchas cosas por saber: la implicación civil, etc. Los secretos saldrán a la luz cuando no quede ninguno de los posibles salpicados. El 23-F es una historia que aún está por escribir.
R: Y finalmente, ¿Que consejo darías a los jóvenes de hoy en día que estudian periodismo?
M: Yo no creo que deba dar consejos a nadie por que cada uno es como es, pero sí diría a todos los jóvenes lo que le digo a mi hija: “Seas lo que seas, lo importante es luchar para llegar a ser el mejor”. Yo recibo todos los días en mi mesa un montón de curriculums. Gente con un Master en comunicación, inglés, alemán, francés, etc. Leo información sobre gente muy preparada, auténticos diamantes en bruto para cualquier medio de comunicación. Hay que ser el mejor. Yo he cubierto las tres bodas reales. Imagínate que a mi me falla el equipo. Eso no puede ocurrir. Hay cientos de medios de comunicación esperando esas fotos al día siguiente y no puedo permitirme el lujo de contar una pantomima. Si no tengo seguridad con un equipo fotográfico, me llevo dos o tres. Lo que yo hacía en vísperas de una boda real era clausurarme en la habitación del hotel y pasarme la tarde entera revisando mis equipos minuciosamente.
En definitiva, debes tener muy claro que tu trabajo es lo primero. A mi me ha sonado “el busca” éste que te dan en la empresa un montón de veces y he tenido que levantarme de una comida familiar sin dar demasiadas explicaciones. El compañero o compañera que elijáis debe comprender que lo primero es tu profesión, más en mi caso, que he tenido que ser la sombra de un jefe de estado. Ha habido ocasiones en las que mi mujer y yo hemos ido juntos al aeropuerto y, una vez allí, hemos tenido que coger vuelos diferentes. Es así y punto.
¿Compensaciones? Todas las del mundo. Yo he visto cosas y lugares que ni el más millonario del mundo ha visto. He estado en el valle de la tumba de la Reina Nefertari con el rey y un encargado de seguridad. He estado en lo mas profundo del valle para hacerle fotos al Rey junto a la tumba.
Viajar a cualquier parte del mundo es algo que cualquiera puede hacer, pero no en compañía de un jefe de estado. Son cosas que no todas las profesiones te pueden ofrecer. Nada es lo mismo.
También he estado en el parque “Kruger”, en Sudáfrica, que está dividido en dos partes: la turística y la reservada a los jefes de estado. Levantarte a las 4 de la mañana, salir a al alba y ver las tierras llenas de elefantes, leones, leopardos y demás especies es algo que solo unos pocos privilegiados pueden experimentar. A mi profesión se lo debo todo.
M: Pues en mi época las circunstancias eran muy distintas a las vuestras. ¡Que duda cabe! Yo tuve que dejar el colegio y ponerme a trabajar. Entré en la agencia EFE por medio de un primo de mi padre, ya fallecido lamentablemente. Entré en el laboratorio fotográfico cuando tenía trece años y creo que, tras pasar 48 horas en ese mundillo, me di cuenta de que lo mío era “la calle”. Yo quería hacer periodismo gráfico de calle. No quería estar en el laboratorio. Me costó doce años de lucha, y tras pasar en ese tiempo por varios departamentos, pude hacer lo que realmente me gustaba que, insisto, era trabajar en la calle.
Yo me licencié compaginando mi trabajo con mis estudios en la facultad de periodismo. Lo tuve muy claro desde el primer momento. Empezé de forma humilde; no me importaba no ser un redactor o un jefe de departamento. Siempre estaba pendiente de las informaciones que surgían. Si un fotógrafo no podía ir a algún sitio a hacer fotos, iba yo. Me daba igual la hora; por la mañana, por la tarde o por la noche.
En esa época las fotografías no las firmaba el autor, tal y cómo ocurre ahora, llevaban la firma de medio, pero a mi no me importaba que otros firmaran las informaciones que yo elaboraba. Me daba igual. Lo único que yo quería era trabajar, aprender y hacer lo que me gustaba.
R: ¿Qué hace usted en un día normal de trabajo?
M: suelo llegar a la oficina temprano, sobre las 8 de la mañana. Leo los teletipos sobre las noticias que hayan podido darse durante la noche y, desde ese momento, programo el día de trabajo y movilizo a mis compañeros según las previsiones o los temas que tengamos pendientes.
R: ¿Qué le interesó antes en el periodismo, la fotografía o el texto?
M: Todo es un compendio. Está claro que hay que entender le periodismo como una combinación de ambas disciplinas y de otras. Pero a mi la fotografía me buscaba. Todas las ramas de periodismo son muy intensas. Es una vida fantástica y preciosa. Yo no me arrepiento de nada de lo que he hecho, por que he hecho auténticas “burradas”, tengo que decirlo. He sacrificado un sin fin de cosas de mi vida personal, familiar y también de salud (de hecho, es ahora cuando me está pasando factura por que he tenido que someterme a una intervención muy lamentable).
Sin embargo, una cosa sí te digo: el periodista ha de ser completo y eso sí me gustaría que lo tuvieseis muy en cuenta. Está muy bien que prefieras hacer periodismo literario, cultural, de tribunal, gráfico, o el que sea. Pero, ¡no! Antes de poder elegir, debes trabajar en lo que surja, en lo que se te mande por que, al fin y al cabo, todo es periodismo. Si quieres llegar a algo en el año 2006, hay que estar todo el día preparado para la información. El buen periodista gráfico debe llevar la cámara a todas partes por que no sabes cuando te puedes tropezar con una información o un personaje importante. Y además de ir preparado, cuando se de el caso, hacer la foto; siempre hacer la foto y luego preguntar, pero primero, la foto.
R: ¿Alguna vez se ha arrepentido de no llevar la cámara encima?
M: La verdad es que la cámara es mi escapulario. El día que salgo de casa y no la llevo, no soy yo. Sin embargo, alguna vez no la he llevado y sí me he arrepentido. De todos modos, cuando no creo conveniente salir con un equipo fotográfico, tengo algunas cámaras digitales pequeñas que ofrecen una calidad estupenda y que, en ciertos momentos, me pueden sacar de un apuro. Simplemente con un paisaje me puedo quedar enamorado. Te parecerá una tontería pero es así: un paisaje, una flor, un detalle en un animalito o el gesto de un niño. Cualquier cosa es capaz de inspirarme. Además, con las nuevas tecnologías y los programas como “Photoshop”, puedes ampliar, reducir o retocar la foto a tu antojo. A mi me encanta lo que hago y cuando estoy en casa sin nada que hacer, puedo pasarme horas en el ordenador con mis fotografías. Me gusta mucho una tertulia, tener amigos y una vida social, pero antepongo mi trabajo a todo y la verdad es que cada día me gusta más.
De hecho, he tenido hace poco la oportunidad de dejarlo y no he querido. Cuando me ofrecieron el cargo de redactor jefe acepté con una única condición: continuar en la calle.
La licenciatura es muy importante. Es primordial. Sin embargo, la práctica es la que te va a dar el reconocimiento de los demás. Un fotógrafo puede tener los mejores estudios del mundo pero lo que realmente va a interesar a los demás es “una foto”.
R: ¿Cuál fue su primera fotografía profesional?
M: Un accidente de coche. Fue un taxi de Madrid. Ocurrió por la noche. Yo tenía 14 años y recuerdo que mi padre no me dejó salir a sacar la foto y, tras pasarme toda la noche sentado en la cama mirando al reloj, a las 7 de la mañana, con el primer rayo de sol, me escapé de casa desesperado y me fui a sacar la foto. El coche seguía allí, chamuscado, pero saqué mi foto. Lo curioso del caso es que al día siguiente me la publicaron, así que puedes hacerte una idea de cómo me sentí . Eso para mi fue lo máximo.
R: ¿Cuál fue su primera portada?
M: Sinceramente, no lo recuerdo.
R: ¿Qué foto recuerda con más cariño?
M: Tengo muchas. Puede que no quede muy bien en mi decirlo, pero es así. Hay muchas fotos que recuerdo con cariño. Este año se cumple el 25 aniversario del 23-F y claro, tengo recuerdos especiales. También me gustan mucho las fotos de las bodas reales o la foto que saqué al rey sancionando la constitución en el año 78. Hicieron incluso un tríptico.
En mi vida profesional hay un abanico de fotos que, no está bien que yo lo diga, pero son espectaculares.
Empezé haciendo sobre cualquier cosa: sucesos o deporte, de todo. Luego empecé a hacer “casa real” y ha sido donde más he trabajado, pero en principio sacaba fotografias de todo tipo.
R: ¿Cuántas fotos ha tenido que apartar en un cajón por que no le permitieran publicarlas?
M: Ninguna. Lo puedo decir muy claro. Tampoco he sacado fotos de la familia real de cualquier manera. Me he limitado a ser un profesional. Yo tengo un buen “feeling” con el rey. Sin embargo, hay fotos, por supuesto, que no le han gustado, pero nunca se me ha censurado una foto.
Sobre todo creo que hay que tener mucho cuidado con la facilidad de manipulación que ofrecen las nuevas tecnologías.
R: ¿Que fotografía de otro profesional le hubiese gustado que fuera suya?
M: Muchas. Sin duda, en esta profesión hay gente fantástica y he visto trabajos de muchos de mis compañeros que me han dejado alucinado. Sin ir mas lejos, hace poco estuve en Nueva York con los reyes y conocí a Eddie Adams (director gráfico del diario The New York Times fallecido el 31 de Marzo de 2006 a causa de la enfermedad conocida como ALS o mal de Lou Gehrig). Lo curioso es que me trataba como si ya me conociera. Fue una gran experiencia.
Yo tengo una gran relación con mis compañeros. El día que a uno de mis compañeros le surja un problema que yo pueda solucionar, ahí estaré. He prestado cámaras, material, he estado a disposición de mis compañeros y ellos a la mía. Pero no olvido que yo lo que pretendo siempre es sacar una foto de agencia diferente y mejor a las demás. Es decir, competencia. Eso lo tengo muy claro. En la calle hay que intentar ser el mejor siempre.
R: ¿Recuerda como era su primera cámara?
M: Claro que sí. Tenía un visor como una lenteja y con ella, incluso me iba a los campos de fútbol, en una época en la que los fotógrafos se ponían en el palo de la portería para sacar una buena foto. Imagínatelo.
R: ¿Cree que con las cámaras digitales se está perdiendo el encanto?
M: Yo creo que no. Hay que tener en cuenta la diferencia abismal que hay entre los tiempos de antes y los de ahora. Cuando viajaba con el rey, me llevaba todo mi equipo a la habitación del hotel y me montaba “la verbena de la paloma”. Ponía mis cubetas en el baño, la ampliadora en la taza, mi maletín con todo el material y cuando quería transmitir una fotografía a la agencia EFE, sacaba el transmisor de la maleta, metía la foto y si era de calidad, tardaba quince minutos en transmitir.
Yo me iba por la mañana con el rey, a eso de las 9, y me convertía en su sombra. Primero, llevar la corona de flores al jefe de estado de turno (Hassan II de Marruecos), luego mas reuniones con más jefes de estado y después el almuerzo. Por la tarde, la reina se llevaba a los niños al parque y quería un par de fotitos y por la noche, como siempre, acabábamos el día con una cena de gala. Llegaba a dormir totalmente muerto. Por eso digo que las ventajas que tenéis con las nuevas tecnologías os van a ayudar una barbaridad, aunque sin olvidar que detrás de todo gran aparato tecnológico, debe estar el ojo de un buen periodista.
Por mucho que a ti te den un Rolls Roice, si no eres un gran conductor, el coche se te quedará corto.
R: ¿Además de la fotografía, tiene usted algún otro hobby?
M: No. Yo soy muy torpe. Cuando acabo con las fotos no hago casitas, no hago barcos, no pinto. Nada. Es una pena, ya lo sé, pero es que sin una cámara de fotos, insisto, soy un torpe. Yo hago fotos y cuando termino con las fotos, hago más fotos.
R: ¿Quién saca las fotos en las vacaciones y reuniones familiares?
M: Ahí procuro desconectar, entre paréntesis. Yo siempre llevo una cámara encima por lo que pudiera pasar. Pero claro, ¿me hablas de vacaciones familiares, no? Porque yo de esas no tengo. Me voy a Mallorca con el rey el 15 de julio y vuelvo el 29 de agosto. Cuando llego me tomo 15 días y coincide que está lloviendo, asi que de vacaciones, nada. Pero bueno, a lo que vamos, yo estoy con mi familia o amigos en una reunión, de vacaciones o donde sea y me dice alguien: “Manolo, hazme una foto” y directamente le digo: “Que te la haga tu padre”.
R: ¿De no haber sido fotógrafo, que hubiese sido?
M: No lo sé, pero no quiero ni pensarlo. Creo que en cien vidas hubiese sido fotógrafo cien veces. Me aterroriza pensar en otra profesión que no sea esta.
R: ¿En que ocasión te ha costado más disparar tu cámara?
M: Hay muchas ocasiones. Podría darte mil ejemplos y, cada uno con su dificultad. Yo siempre digo lo mismo: “lamentablemente, las desgracias de los demás son los triunfos míos”. Te pongo el caso de una vez que tuve que cubrir un accidente de un autobús de niños que se había caído a un río. Es muy duro poner el ojo en un objetivo “80-200”, metido a tope, y ver como una grúa tira del autobús y te muestra los cuerpos sin vida de los niños, alumbrados por los focos y con las manos contra el cristal de la ventana del autobús, los ojos desorbitados. En fin, la expresión de la muerte. Es muy duro, pero en ese momento, yo soy un profesional y debo ponerme una coraza. Cuando llegué a casa me pasé dos horas llorando, pero cuando estoy ahí, tengo que hacer las fotos. ¿Situaciones peligrosas o de riesgo? Muchas, pero no pienso en ello. Yo tengo que hacer las fotos y nunca pensar que lo malo me puede a pasar a mí. Si un día me pegan un tiro, pues mala suerte, como ya le ha ocurrido lamentablemente a muchos compañeros, pero no pienso en ello.
R: ¿En que viaje profesional ha disfrutado más?
M: No podría decirte uno solo. Pon el dedo en cualquier punto del globo terráqueo, que ahí he estado yo. Llevo 29 años viajando con los reyes a todos lados, así que tú me dirás.
R: ¿No podría destacar un lugar?
M: Bueno, si me pides que destaque algunos lugares, diré Tailandia y Nepal. Preciosos. Agoté los carretes. ¡Era tan bonito todo lo que vimos! Los Sherpas de Nepal me dejaron encantado. En Tailandia vimos elefantes, templos, paisajes divinos. Era impresionante. En Nepal vimos a la “Diosa niña” asomada a la ventana y viendo pasar la comitiva. En ese momento yo la veo, preparo la cámara para disparar y, de golpe, se cierra la puerta. La “Diosa Niña” es como una virgen allí. No se la puede fotografiar.
R: ¿Se ha metido en algún lío por culpa de una foto?
M: En muchos. Me han echado de los sitios, me han empujado, me han insultado e, incluso, me han detenido. De todo. He tenido que entrar en un sitio con la cámara escondida un millón de veces, pero esto es así.
R: ¿Qué pasó el día que le detuvieron?
M: Para empezar, yo tenía un mal día. Estaba sacando fotos a un hombre en la calle y me dijo que no lo hiciera. Yo le dije que estaba en la calle y sacaba las fotos que me diera la gana. La cosa se calentó, yo solté y le dije: “bueno, solucionemos esto como hombres”, solté la cámara y nos liamos a mamporros. Son cosas que pasan. También he estado en valencia, en un “Valencia – Real Madrid” y la gente llamarme de todo: “Cabrón, hijo de puta, valenciano cabrón, etc.”Y yo, de Madrid y trabajando para los periódicos de allí. Así que no te queda otra que “hacerte el loco”.
Eso sí, a los sitios hay que llegar siempre sacando fotos. Primero la foto y luego las preguntas. Como vayas preguntando primero, estás perdido. Hay que llegar disparando y marcharse disparando. Es una situación muy típica, me dice un guardia: “Usted, ¡vallase! (y yo, sacando fotos). Entonces le digo: ¿No se pueden sacar fotos? (y yo, sacando fotos) y me dice: ¡Que se marche! (y yo, disparando) y finalmente le digo, usted perdone, ya me marcho (y yo, aún sacando fotos). Me han echado del sitio, pero me llevo ya 15 o 20 fotos. Así es como hay que ir a todas partes. Lo primero es la foto.
R: ¿Entiende que los medios paguen hoy tanto dinero por una foto?
M: Está claro que me hablas de la prensa del corazón. Yo siempre digo lo mismo. Los fotógrafos de corazón hacen ese trabajo por que hay un mercado: los editores, las revistas españolas, etc. Si los paparazzi cobran ese dinero por una foto es por que hay alguien dispuesto a pagarlo, y si hay un medio dispuesto a pagar ese dinero es por que hay una demanda. Recuerdo hace años, que la imagen de Isabel Sartorius, cuando salía con Felipe, llegó a pagarse a 6 millones de pesetas, lo que cobro yo en dos años de trabajo. Lo entiendo perfectamente, pero no son los fotógrafos los culpables, sino los editores.
R: ¿Siempre vale más una imagen que mil palabras?
M: Para mi, rotundamente, sí. Por eso en los periódicos hay reuniones diarias destinadas a elegir la foto de portada. Tu abres un periódico y podrás leer tu sección favorita, los artículos y todo lo que quieras, pero lo primero en lo que te fijas es en la foto.
R: ¿Cuál es hoy la foto mas buscada?
M: Ahora mismo, no lo sé. Antes era la novia del principe, pero ahora, no tengo ni idea. Quizás sean las fotos de las manifestaciones, en las que recibes “ostias” tanto de los manifestantes como de los guardias. Pero claro, te colocas con la cámara justo detrás del guardia y coges en la imagen al guardia con el palo y al manifestante con la piedra. Sacas una foto estupenda, pero con todo lo que conlleva.
R: Esta pregunta se me hace un poco absurda a estas alturas. ¿Qué objetos te llevarías a una isla desierta?
M: Pues una botella de agua, joder. No querrás que me muera de sed con una cámara colgada del cuello.
R: Su foto más famosa fue la de Tejero en el 23-F. ¿Fue su mejor foto?
M: No. Creo que he sacado foto más logradas y espectaculares. Esa foto la saqué en unas condiciones más bien forzadas. No fue una fotografía preparada para que saliera bien, ni mucho menos.
R: ¿Qué otros acontecimientos importantes ha cubierto?
M: Pues Llevo cuatro legislaturas en el congreso de los diputados y tengo la suerte de haber vivido algo tan interesante como fue la transición. Hemos pasado de la dictadura de Franco a una democracia. Las primeras fotos del congreso de los diputados fueron impresionantes; en un lado, la pasionaria y al otro lado, las piñaras (la ultra derecha). Eso es muy interesante. Aquí tengo una foto del día siguiente al golpe, el 24-F (la muestra). Ya puedes ver la cara de preocupación de Suárez, que ese día tenía la moral algo tocada. Es un buen amigo mío.
Fue el héroe de ese día, pero al día siguiente se pudo ver como eso le afectó. Además, no hay más que ver como está el pobre “Adolfito” hoy. No está muerto, pero como si lo estuviera. Es un vegetal. El otro día estuve hablando con su hijo, Adolfo Suárez Illana, y me dijo: “Manolo, mi padre está muy mal”. Es una pena por que le tengo un enorme aprecio.
R: ¿Qué opinión le merecen las juventudes de la extrema derecha?
M: Pues creo que tienen una enfermedad que se cura con el tiempo. Cuando somos jóvenes, nos mueve la revolución. Todo es un proceso de evolución. Las ideas cambian y los radicalismos se acaban disipando con la edad. Es lo que yo creo.
R: El 23-F, ¿Hubiese preferido ser un “Freelance” y no un fotógrafo de agencia?
M: Esa es una buena pregunta. Es una muy buena pregunta. Pero creo que no. Yo le debo mucho a EFE y el hecho de que mi agencia tuviera hace 25 años el éxito más grande de su historia, gracias a mi trabajo, me reconforta.
Sin embargo, hay un asunto que me parece realmente duro; el Copyright. A mi me parece perfecto que el medio disponga de los derechos de comercialización de la foto. Hace pocas semanas tuvo lugar una exposición en el principado de Asturias, precisamente, con motivo del 25 aniversario de 23-F y la agencia EFE, solo por permitir que yo expusiera las fotos, cobró 4 millones de pesetas, de los cuales yo no he visto un solo céntimo. No lo entiendo muy bien puesto que es mi obra. Las fotos son mías. Y eso es así; las fotos del 23-F se siguen vendiendo, se siguen editando libros con esas fotos sin que su autor vea una sola peseta. No me parece nada justo. Algún día, espero que uno de vosotros levante la voz y se pronuncie sobre este tema por que me parece un abuso hacia el trabajo de los profesionales que, además, se está dando en todos los campos.
Sin embargo, cuando estuve en EEUU hablando con el director gráfico del New York Times me dijo: “Manolo, no se como funciona esto en tu país, pero aquí, solo con los honorarios de estas fotografías, te harías de oro”.
Te pongo un ejemplo: Mañana, que ni dios lo quiera, se muere Ayala. Lo que harán todos los medios es coger cualquier fotografía suya, recortarla, publicarla y asunto acabado.
Me parece un abuso y una canallada que los autores no veamos un duro. Es un asunto que nunca del que nunca me he preocupado. Simplemente he asumido que es así, pero espero que el día de mañana alguno de vosotros haga algo al respecto, más que nada, por que seréis los primeros perjudicados.
R: Cuando entra tejero y dice: “Vamos a esperar a que llegue la autoridad militar competente”. ¿A quien esperaba ver llegar?
M: Ni idea. Yo no tenía la más mínima idea de quien podría ser. Lo único que tenía claro es que el Rey Juan Carlos no sería. Me parecía un poco absurdo que se metiera en una transición democrática para terminar dándose un Autogolpe de estado, como hizo el loco de Chávez.
R: ¿Queda mucho por destapar sobre lo que ocurrió ese día?
M: Muchísimo. Es más, seréis vosotros quienes escribiréis sobre ello. Quedan muchas cosas por saber: la implicación civil, etc. Los secretos saldrán a la luz cuando no quede ninguno de los posibles salpicados. El 23-F es una historia que aún está por escribir.
R: Y finalmente, ¿Que consejo darías a los jóvenes de hoy en día que estudian periodismo?
M: Yo no creo que deba dar consejos a nadie por que cada uno es como es, pero sí diría a todos los jóvenes lo que le digo a mi hija: “Seas lo que seas, lo importante es luchar para llegar a ser el mejor”. Yo recibo todos los días en mi mesa un montón de curriculums. Gente con un Master en comunicación, inglés, alemán, francés, etc. Leo información sobre gente muy preparada, auténticos diamantes en bruto para cualquier medio de comunicación. Hay que ser el mejor. Yo he cubierto las tres bodas reales. Imagínate que a mi me falla el equipo. Eso no puede ocurrir. Hay cientos de medios de comunicación esperando esas fotos al día siguiente y no puedo permitirme el lujo de contar una pantomima. Si no tengo seguridad con un equipo fotográfico, me llevo dos o tres. Lo que yo hacía en vísperas de una boda real era clausurarme en la habitación del hotel y pasarme la tarde entera revisando mis equipos minuciosamente.
En definitiva, debes tener muy claro que tu trabajo es lo primero. A mi me ha sonado “el busca” éste que te dan en la empresa un montón de veces y he tenido que levantarme de una comida familiar sin dar demasiadas explicaciones. El compañero o compañera que elijáis debe comprender que lo primero es tu profesión, más en mi caso, que he tenido que ser la sombra de un jefe de estado. Ha habido ocasiones en las que mi mujer y yo hemos ido juntos al aeropuerto y, una vez allí, hemos tenido que coger vuelos diferentes. Es así y punto.
¿Compensaciones? Todas las del mundo. Yo he visto cosas y lugares que ni el más millonario del mundo ha visto. He estado en el valle de la tumba de la Reina Nefertari con el rey y un encargado de seguridad. He estado en lo mas profundo del valle para hacerle fotos al Rey junto a la tumba.
Viajar a cualquier parte del mundo es algo que cualquiera puede hacer, pero no en compañía de un jefe de estado. Son cosas que no todas las profesiones te pueden ofrecer. Nada es lo mismo.
También he estado en el parque “Kruger”, en Sudáfrica, que está dividido en dos partes: la turística y la reservada a los jefes de estado. Levantarte a las 4 de la mañana, salir a al alba y ver las tierras llenas de elefantes, leones, leopardos y demás especies es algo que solo unos pocos privilegiados pueden experimentar. A mi profesión se lo debo todo.